Por: Florencia
Ferreyra.
-¿Venís de una
familia futbolera? ¿Cómo surgió lo de ser arquero?
“¡Para nada! (risas). Fue muy raro, me crié entre caballos
en el campo, mis tíos eran domadores de Jesús María. No había Internet, ni
tele, solo una radio que se escuchaba lo justo y lo necesario para no gastarle
las pilas (risas). Pero yo de chico le decía a mi abuelo que iba a ser arquero,
debe ser que nació de adentro mío.”
“No, de chico no jugaba ni nada. Cuando empecé el colegio
recién comencé a jugar en los recreos y eso. A los doce años más o menos
arranqué básquet, jugué dos años y luego dejé. Después empecé a jugar en el
barrio hasta que me buscaron de Barrio Chino para jugar los sábados por plata.”
-¿A qué edad
debutaste y en qué club?
“A los 19 años en Club Atlético Los Andes, nunca hice
inferiores. Llegué al club a probarme y a las dos semanas debuté.”
-¿Por cuáles clubes
pasaste?
“Los Andes, Avellaneda y San Lorenzo.”
-¿Te acordás que
director técnico te hizo debutar?
“Si, Ismael Cabrera fue quien me hizo debutar.”
“Tenía muchas ganas de volver porque soy hincha, aunque me
costó mucho tomar la decisión de irme de San Lorenzo, por todo el tiempo que
jugué ahí. No pienso en el retiro, aunque sé que puede ser en cualquier
momento, mañana o en cinco años, eso no lo sé.”
-¿Tenés alguna meta
con Los Andes?
“El objetivo, hasta que vino todo este tema, era -o es-
ascender. Creo que la meta de todos los clubes es ascender, pero siempre tenés
que empezar por algo. Me parece que nosotros habíamos logrado una buena
conexión con el cuerpo técnico que trabaja muy bien y seriamente, y como grupo
fuimos de menor a mayor, consolidándonos como un equipo bárbaro. Llegamos a ese
jueves, antes de la primera fecha y antes de la cuarentena, diez puntos como
grupo, y eso era muy bueno para el objetivo y para todos.”
-San Lorenzo te dio
la dicha de participar en un Federal ¿eso cambió algo en vos como arquero?
“Lo del Federal fue muy lindo. Como arquero creo que no, si
lo disfruté mucho por cómo se dio todo, como clasificamos. Fue un premio
hermoso para todo el grupo, los que veníamos hace mucho tiempo jugando juntos,
y más los chicos de inferiores que se fueron adaptando y que se fueron
incorporando al plantel. La verdad fue una recompensa muy linda porque para San
Lorenzo generalmente, el objetivo no es ese, sino mantenerse, y bueno se dio
todo.”
“Si, la verdad que muchas. Una que me acuerdo siempre es del
2008. Ascendí con San Lorenzo en 2007, y en 2008 ellos me compraron el pase que
era de Los Andes, pero en la segunda fecha el técnico de ese momento decidió
sacarme y quedé colgadísimo. No sabía qué hacer. A todo esto yo estaba entrando
en Los Andes a principio de año y justo había una Copa Córdoba, y me había inscripto
en la lista de buena fe.”
Un martes salí de entrenar de San Lorenzo, embolado porque
no jugaba, y Los Andes había llegado a la semifinal de la Copa y jugaban con
Belgrano en la cancha de General Paz Juniors. Después de un entrenamiento
mientras estaba tomando una coca con los chicos, me llama Carlos Toledo, que
era el técnico de Los Andes, preguntándome si yo no podía ir a jugar ese
partido porque el arquero, Toti Díaz, no podía ir porque trabajaba. Había ido
dos minutos antes con los guantes viejos, con los botines rotos, llegué y entré
a jugar directamente porque no pude hacer ni la entrada en calor. Era la
semifinal y pasó de todo. Íbamos ganando 1 a 0 y vino a cabecear el arquero de
Belgrano. Después tiro el centro yo, le pegué al arco derechito, pasó y picó. A
su vez Dinovo Peralta, que era el delantero, empezó a correr y cuando la pelota
entraba al arco vino Peralta y la tocó. Le cobraron offside y me frustró el gol
de arco a arco. A la salida de esa jugada, penal para Belgrano y nos empatan a
los cincuenta minutos. Vamos a penales y atajé dos. Pasamos a la final y ya no
jugué porque volvió el otro arquero.”