Por: Paola Tejerina
Beto tiene 29 años, es enganche, mientras que Ezequiel tiene
22 y es arquero, El mayor tuvo un recorrido importante en distintos clubes de
la provincia pero en medio abandono; “Mi hermano desde muy chico jugaba y era
bueno, toda persona que lo haya visto jugar te lo puede decir, jugo en Las
Palmas, Racing, Instituto y por cosas de la vida dejo de jugar. Creo que si hubiese
seguido, estaría jugando y viviendo de esto”, eso nos contó Eze.
La admiración por su hermano es mucho más fuerte que
cualquiera. El comenzó a jugar con la motivación de que algún día jugarían
juntos, “De chico yo había abandonado
por cosas de pibitos, y al pasar los años volví a retomar, arranque de
delantero, pero en el colegio siempre atajaba, en si me gustaban las 2 jugar al
centro y atajar. Una vez empecé atajar en campeonatos con mi hermano y ahí fue
que me comenzó a gustar más atajar, desde ese día Beto me empezó a entrenar y acompañar
hasta que me volví a presentar en Bella Vista."
El cariño por los “Tigres” es inevitable, la voz se quiebra
más cuando recuerda el apoyo de su hermano en cada paso que le toco dar; “El me enseñó todo lo que soy como persona y
jugador. Mi hermano siempre estuvo presente y nunca me dejó caer, me apoyaba en
las buenas y en las malas, podía tener buenos partidos, pero siempre me exigía
el doble, me decía que tenía que mejorar algunas cosas, eso fue lo que me
motivó para día a día crecer.”
En 2018 el Club Villa Siburu volvía a primera después de
muchos años sin participar en los torneos de Liga. Es el club donde jugó el
padre y tío de Beto, además sería la institución que los ensamblaría en una
cancha y reuniría a toda su familia en la tribuna.
El día 29 de Julio del mismo año, lograron realizar su ilusión de poder jugar juntos, “Choco” como lo conocen nos comentó, “Fue el día más feliz de mi vida, lo que viví en ese momento no me lo olvido más, estábamos con mi hermano en una cancha y mi familia en la tribuna, me sentía completo, lo tenía todo en un mismo lugar.” Igual no todo es perfecto en el fútbol, el año pasado Beto se lesionó y se perdió todo el campeonato, mientras que Eze tenía que volver a Bella Vista con el cual pelearía el ascenso a la primera de Liga Cordobesa.
El día 29 de Julio del mismo año, lograron realizar su ilusión de poder jugar juntos, “Choco” como lo conocen nos comentó, “Fue el día más feliz de mi vida, lo que viví en ese momento no me lo olvido más, estábamos con mi hermano en una cancha y mi familia en la tribuna, me sentía completo, lo tenía todo en un mismo lugar.” Igual no todo es perfecto en el fútbol, el año pasado Beto se lesionó y se perdió todo el campeonato, mientras que Eze tenía que volver a Bella Vista con el cual pelearía el ascenso a la primera de Liga Cordobesa.
Este año los hermanos se vuelven a reencontrar en el
“Villero”, y desean que el comienzo de Liga traiga con ella muchos partidos
juntos, defendiendo la camiseta dentro y fuera del campo.
Beto también le dedico unas lindas palabras a su hermanito; “Para mí es un orgullo poder compartir
cancha con él, yo siempre lo acompañe en el fútbol, lo vi crecer en las canchas
en cada partido que le toco jugar. Ahora darnos este agrado no tiene precio, es
algo hermoso compartir club, vestuario y pretemporada con él, a parte nos
sentimos muy identificados con la institución y ahora poder defender sus colores juntos es
muy gratificante”.