“Hay que levantarse todos los días con ese sueño que siempre
tuvimos desde chico y que nadie venga y te lo quite, por más duro que sea, hay
que hacerlo realidad”, le dice el Leandro de hoy al de hace cinco años atrás. A
ese que jugaba de mediocampista en Villa Azalais, pero que por distintas situaciones
se alejó de una de las cosas que más ama hacer: jugar al fútbol.
Cada vez que iba a acompañar al equipo desde la tribuna, sentía
que debía estar del otro de la línea de cal. Hasta que en un partido contra Bella Vista hizo el “click”
y dijo “basta Leo es hora”. Ahora, Mattos regresa a hacer
lo que más le gusta, para demostrarle a ese chico de hace cinco años que hay
que ir detrás de lo que lo hace feliz.
-¿Hace
cuánto dejaste de jugar y a qué se debió?
“Dejé de jugar hace más o menos 5 años, y fue lo peor que
pude haber hecho. La verdad me alejé del fútbol por muchos motivos, uno de
ellos fue la mala junta que tuve desde chico, y eso no me ayudó a seguir con el
fútbol, que era lo que yo más quería. Me costaba mucho salir del entorno donde
estaba. Siempre estuvo la palabra de mi vieja, ella era la que siempre me jodía
para que no dejara el fútbol, pero hice lo contrario. Dije basta y dejé de ir
porque ya no era el mismo dentro de la cancha.”
-¿Cómo fue éste tiempo alejado del fútbol?
“La verdad fue duro. Eso sí, jamás dejé de jugar, seguí
apostando a que podía. Cada vez que iba a ver a la Villa sentía ese cosquilleo
en la panza y una angustia que me quedaba en la garganta. Pensaba: “boludo
tenés que estar ahí”, pero bueno todo tiene su propósito.”
-¿Qué es lo que más extrañaste de la Liga?
“Extrañaba el compartir con los compañeros. Que llegara el domingo y que ese día fuese especial, los retos de los profes y el competir con jugadores que son de otro nivel como los que hay en la liga.”
“La verdad las ganas de volver las tuve siempre. Tengo dos
hijas y el trabajo, y pensaba que no iba a poder, o era el tiempo para mis
hijas y el trabajo, o para el fútbol. Pero el click que me hizo llegar hasta acá
fue la semifinal que jugó Villa Azalais con Bella Vista, ese partido estuve
presente alentándolos y la verdad me fui muy triste a mi casa. A muchos no le
importó, pero yo me fui como un jugador más, con lágrimas en los ojos y enojado
por la derrota. Y me dije a mi mismo “basta Leo es hora”, y fue cuando lo
charlé con mi mujer y conmigo mismo. Cuando el amor
por el fútbol es tan grande si se puede.”
-¿Cuál fue tu sensación cuando el DT, Ismael Cabrera, te
dijo que ibas a ser tenido en cuenta?
“Cuando volví me sentí un chico nuevo, me volvió esa alegría
que me faltaba, y me sentí feliz, cómodo. Ismael es un hombre que te da
confianza, te hace sentir tranquilo y hace que siempre des más. Estoy
agradecido por dejarme formar parte del plantel.”
-¿Cómo te recibieron tus compañeros de equipo? ¿con qué
grupo te encontraste?
“A la mayoría no los conocía, a otros sí, pero me fui
metiendo de a poquito con actividades que te hacen compartir risas y pasar buenos
momentos. Me encontré con un grupo lindo, un plantel que con el tiempo, creo
yo, va a ser más que una familia. Estoy aprendiendo cosas nuevas, me adapto mejor
a los más grandes, me gusta mucho observar, y en el grupo hay muchos que saben bastante
de fútbol y hay cosas que tomo de ellos.”
-Si pudieras volver 5 años atrás, ¿qué consejo le darías a
ese Leo que decidió dejar?
“Uhh muy fuerte esa pregunta. Le diría que si amas tanto el
fútbol no hay ni mala junta, ni infancia dura, no hay propósito para dejar el
fútbol, ni el entrenamiento. Si se puede, cuesta pero se puede. Hay que
levantarse todos los días con ese sueño que siempre tuvimos desde chico y que
nadie venga y te lo quite, por más duro que sea, hay que hacerlo realidad. Se
feliz con lo que más amas, y si necesitas con quién desahogar tus problemas, no
busques otros camino, hay personas en el fútbol que te van a ayudar y le gusta
ver a los chicos bien”.
-Pudiste superarte y retomar. Por último, ¿qué significa
para vos volver a ponerte los botines y hacer lo que tanto amas?
“Le doy gracias a Dios por poder superarme y volver hacer lo
que amo. Va a ser una felicidad inmensa ponerme la camiseta de la Villa, y va
ser mucho más grande la alegría porque va ser distinto al verlas a mis hijas
alentándome, son momentos que no se viven dos veces y hay que vivirlos con
ganas. Ya no veo la hora de que ese momento llegue.”